Esta vez Chris y yo contemplamos como, poco a poco, tres arañazos se empezaban a formar en la mejilla de Carly; nos quedamos completamente inmóviles mientras Carly gritaba de dolor.
Cuando se terminaron de formar escuchamos como aquellos pasos infernales subían las escaleras y se metían en el desván cerrando la trampilla de un golpe. Cuando la trampilla se cerró, la voz de la policía se escuchó fuera y de un golpe que rompió la puerta, tres agentes entraron en la casa, mientras, nosotros seguíamos sin ninguna expresión en la cara mirando hacia las escaleras.
Han pasado más de 2 años y ni Carly, ni Chris, ni yo hemos vuelto a hablar de aquella casa ni de aquella fatídica noche.
FIN
By: La rubia peleona
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