miércoles, 20 de febrero de 2013

El camino oscuro.- Parte III

Era un ser parecido a un humano. Tenía grandes alas negras y estaba lleno de sangre. La sangre de Bea. Esta se percató de mi presencia y me gritó que huyese. La enorme bestia se volvió hacia mí. Era Dan. Comencé a correr como si mi vida dependiese de ello, nunca mejor dicho... Tropecé con unas ramas rotas. Me levantaba como si de un resorte se tratase. Busqué el río, si seguía su curso acabaría encontrando un pueblo, era inútil volver al campamento, todos estaban muertos. Eran las tres, quedaban más o menos cuatro horas para que amaneciese. Una pluma negra se posó en mi hombro, acto seguido, noté un fuerte golpe en la espalda. Me choqué contra un gran árbol. Soltando gemidos de dolor, me giré y vi a Dan con sus grandes alas negras cubiertas de plumas. En un parpadeo, sus fuertes y musculosos brazos estaban sujetándome contra el árbol. Sus ojos azules, ahora negros, me miraban fijamente. Me fijé en su torso, ahora más marcado que antes.
Lo comprendí todo al instante, él era un demonio, un ser creado para tentar y matar. Lo miré con lágrimas en los ojos. Iba a matarme, pero no me importaba, por mi culpa mis amigas habían muerto, si yo no hubiese insistido en venir al campamento ellas seguirían vivas. Una punzada de dolor surcó mi cuello, un líquido espeso y caliente se deslizó por él. Dan comenzó a sorber mi sangre. Traté de pararle, pero eso únicamente consiguió que él clavase sus garras en mi espalda, provocándome aún más dolor.

- Tus amigas son unas entrometidas, si no se hubiesen metido seguirían vivas. Únicamente te quería a ti. Tu alma es lo único que necesito. Un alma jamás corrompida- Dan me miró con una sonrisa en la cara.
- Te odio por mentirme, por matar a mis amigas, pero no lucharé contra ti, sin ellas únicamente quiero morir- respondí desafiante.

Dan, incrédulo, tomó una daga de su pantalón y me la clavó en el abdomen, causándome más dolor. Desgarró mi camiseta y me abrió el pecho, mas ya no sentía nada, no había dolor, Dan se estaba llevando lo único que me quedaba: mi alma. Al poco tiempo dejé de oír el bosque, de ver sus colores, dejé de sentir las manos de Dan alrededor de mis heridas, todo se volvió negro. Y, entre lágrima, di mi último respiro. Todo acabó.

FIN.

"Espero que os haya gustado tanto como a mí."
By: La loca de las Converse.

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