martes, 26 de febrero de 2013

No me engañes más

"Aquí tenemos el primer relato por petición y se lo quiero dedicar a Yasmin, la persona que me lo pidió y la que me dio la idea. Gracias"

Faltaban 5 minutos para que la última clase de la semana terminara, Txiki y yo estábamos listas para salir corriendo.

Un momento, antes de seguir con esto quiero aclarar 2 cosas; la primera, Txiki no es el verdadero nombre de mi amiga, en realidad se llama Andrea Martinez, y yo soy Yasmin, somos amigas desde hace años y siempre salimos de fiesta juntas; y la segunda, que hace poco fue mi cumple y este fin de semana lo íbamos a celebrar en una discoteca de Pamplona.

Bueno seguimos. Cuando ya tocó el timbre Txiki y yo salimos escopeteadas de clase, fuimos a su casa a comer porque después íbamos a ir de compras y dormiríamos las dos en su casa.
Ya era sábado y Txiki y yo nos empezamos a preparar para salir hacia casa de Danny, mi novio. Cuando llegamos Danny nos esperaba en la entrada de su casa. De camino a la discoteca pasamos por casa de Andoni, el novio de Txiki; y más tarde nos juntamos con todos en un bar para ir juntos a la disco.
Ya estábamos dentro, la música sonaba y la gente estaba muy animada. Llevábamos un tiempo bailando y a Txiki y a mi nos apeteció cogernos algo de beber, así que Andoni y yo fuimos a la barra a pedir algo para tomar; mientras estábamos en la barra pidiendo me giré para preguntarle a Danny si quería lo mismo que yo, pero cuando me di la vuelta vi que él y Txiki se estaban besando. ¡No podía creerlo, mi mejor amiga se estaba besando con mi novio! Mientras contemplaba la escena algo se apoderó de mi y fui directa y con paso firme a donde estaban, cuando llegué los aparté en un tirón que le di a ella en el brazo.
Por un momento me tranquilicé y pedí que me lo explicaran, pero la ira no tardó en volver a mi y sin darles tiempo a explicarse cogí a Txiki y le empecé a pegar y a perseguir por la discoteca. Cuando los de seguridad se percataron de que nos estábamos peleando nos echaron fuera de la discoteca. A fuera yo seguía peleándome con ella cuando Danny y Andoni nos separaron. Cuando me di cuenta de que quien me sujetaba era Danny me giré y le di un puñetazo en el estómago y después otro en la cara.
Al rato Txiki empezó a correr en dirección de la bajera y yo, quitándome los tacones, la perseguí. Llevábamos un rato corriendo y ella me llevaba un poco de ventaja, lo suficiente para entrar a la bajera y cerrar la puerta por dentro antes de que yo llegara. Esperé afuera un rato y al ver que no salía me fui a mi casa a tranquilizarme.

Ya era lunes y tocaba volver a clase, no esperaba que Txiki viniera pero al final de la segunda hora apareció. La última hora antes del patio estuvo evitándome, pero a la hora del patio, antes de que saliera por la puerta le agarré del brazo y tiré de ella.Le pedí que me lo explicara y que esta vez le dejaría hablar; ella me explicó que no sabía cómo pasó, pero que de repente se empezaron a besar.
La explicación que me dio era absurda, ¿quién se iba a creer eso?, y la misma ira que se apoderó de mi la otra vez hizo que empezara a pegarle y a empujarle; sin darme cuenta de que poco a poco nos estábamos dirigiendo al pasillo de las escaleras. La ira ya estaba desapareciendo de mi cuerpo y como último impulso le empujé con todas mis fuerzas.
Pero fue un error, no debí de hacerlo; al darle el empujón Txiki se tropezó y cayó por las escaleras, la primera vez que tocó el suelo calló con las rodillas, rompiéndoselas del golpe; la segunda, por desgracia, calló con el cuello, partiéndoselo y rompiéndose la columna vertebral por varios sitios. Cuando llegó al suelo Txiki ya había muerto.
Me quedé inmóvil, petrificada, no sabía cómo reaccionar, había matado a mi mejor amiga. Txiki había muerto. Me quedé tan traumatizada que durante un tiempo falté al colegio, no hable con nadie; al tiempo volví al colegio, pera ya no era la misma, vagaba como un alma en pena por los pasillos, sin decir una sola palabra.
Parecía que el alma de Txiki vivía dentro de mi, parecía un fantasma vagando por la vida sin ningún rumbo fijo.
                      
                                                  By: La rubia peleona.      

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